Esperamos con ansia la llegada del verano, la ardiente caricia del sol sobre nuestra piel, los atardeceres largos que nos brindan la posibilidad de realizar más actividades al aire libre, la alegría que proporciona la luz cegadora, las vacaciones tan deseadas.
Ay, pero, pero...
Nunca recordamos que todo ello viene dramáticamente acompañado por los odiosos, aborrecibles, diminutos y sin embargo tan temidos mosquitos.
Aparecen y desaparecen con gran maestría para atacar y posteriormente esconderse de sus víctimas.
Noches sin dormir, días intentando aliviar el picor, ¡qué horror, qué terror!
Ann