Llevo unos días con nostalgia materna.
Recuerdo mucho la etapa de bebé de mi hijo. Supongo que ya lo veo mayor. Sus intereses y necesidades van cambiando.
Tengo la inmensa suerte de tener un niño muy cariñoso que busca mi contacto y compañía.
Sin embargo, echo de menos llevarlo en brazos por la calle, acurrucarlo en mi regazo, estrecharlo para consolarlo.
Aprecio el momento presente. Es estimulante charlar de todo y de nada, reír juntos, jugar, comentar, leer. Es, sin dudad, muy agradable caminar sin tener que esperarle. Pero me gustaría sentir sus manos alrededor de mi cuello y posar mis labios sobre el suyo en ese mismo instante.
Ann