La voluntad se hace patente cuando conlleva una responsabilidad, sobre todo si se trata de una responsabildad en relación a una tercera persona.
Si el acto de voluntad no incluye a un tercero, es muy probable que no se lleve a efecto.
Sin embargo, si involucra a otra persona, por ejemplo a un hijo, la voluntad sí que existe y se mantiene en el tiempo, porque el amor hacia el hijo es más fuerte que hacia nosotros mismos y porque de nuestras acciones depende su bienestar.
En el caso de que no sea así, dicha voluntad pierde fuerza hasta posiblemente desvanecerse.
Ann
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