De camino al Centro de Interpretación del Parque Nacional de las Cañadas del Teide, me encontré con unos pequeños reptiles, curiosos y juguetones.
Escondido entre las rocas, este animalito de color gris negruzco con una mancha azul en la cara, más o menos intensa según su género, sale al acecho del visitante en busca de alimento.
Casi doméstico, el Lagarto Tizón, que así se llama nuestro amigo, presiente la existencia de algún tentempié en las mochilas. Sale, pide, espera a ser servido y entonces se lleva el regalo hacía escondites interiores donde deleitarse pausadamente. Más tarde, volverá a mostrarse, a dorarse al sol y a entretener a otros turistas.
Es el habitante más presente del parque y desde luego, sabe cómo robarle protagonismo a las rocas del lugar.
Ann
Guapos y amigables los lugareños de esta zona. Qué gozada poder verlos...
ResponderEliminarCasi posa para que le hagas un dibujo, no? :D
ResponderEliminarSu, su, largartu. lagartu...
ResponderEliminarcapull
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