Acabo de volver de Paris y creo que es un buen momento para reflexionar sobre lo vivido estos días.
Conozco la ciudad lo bastante bien como para sentirme como en casa.
Sin embargo, en esta ocasión, he descubierto un aspecto que había pasado desapercibido a mis ojos: el aspecto duro y frío de la ciudad para sus habitantes.
He visto una ciudad sucia, una ciudad con mucha mendicidad, incluso en su corazón turístico, he observado a personas cansadas, hostiles, distantes, ajenas a lo que les rodea y a quienes les rodea.
He visto una ciudad sucia, una ciudad con mucha mendicidad, incluso en su corazón turístico, he observado a personas cansadas, hostiles, distantes, ajenas a lo que les rodea y a quienes les rodea.
Supongo que es un denominador común entre las urbes importantes. Lo grande conlleva bueno y malo y esto último, cuanto más gigantesca es la ciudad, más difícil es de controlar.
Admito que recorrer Paris bajo otro color que el mítico rosa de su más famosa canción me ha sorprendido. No por ello me ha decepcionado el viaje.
Su colosal patrimonio es lo suficientemente potente como para silenciar sus flaquezas.
He seguido reparando en la majestuosidad de su arquitectura, señorial y elegante; en el trazado urbano que caracteriza y diferencia sus barrios; en su riqueza y variedad museística. Impresionante.
Sus originales monumentos esconden casi siempre una estrecha e inquietante escalera "en colimaçon" que lleva hasta lo más alto del edificio desde donde admirar toda la extensión y las fabulosas panorámicas de Paris.
Tradición y vanguardia conviven en perfecta armonía, en sus museos y en sus calles.
Estas bullen de gente y de actividad. Pequeños comercios, algunos de lo más curiosos invaden las aceras, llenándolas de colores y de incesante ajetreo.
Una ciudad llena de vida, de movimiento, para bien y para mal.
Ann
Interesante reflexión y totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarSupongo que son muchos los que llegan a la gran ciudad en busca de su oportunidad y no todos la encuentran y se acaban quedando en el camino. En el camino de quien habita la ciudad y del que la visita.
Pero como decía Bogart: "Siempre nos quedará París"...
De belles images...ça donne envie d'y aller!
ResponderEliminarMerci
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